Hola a todos!

Les cuento que aún no tengo hijos pero cada vez que sale una noticia respecto al bullying uno se imagina automáticamente en la angustiante situación de que un futuro hijo sufra de este cobarde acto en el colegio u otro lugar.

En la infancia uno vió, sufrió o provocó actos de bullying, por eso se siente angustia.

La verdad es para preocuparse y estar alerta. La merma en la autoestima, la angustia de temer a una violencia injustificada y la impotencia ante simples diferencias de fuerza, obviamente conlleva consecuencias en el futuro de esas personas.

No sé si cada padre y madre de este país ha realizado el tan simple acto de sentarse junto a su hijo(a) y hablar del tema en forma franca. No sólo en base a la posibilidad de que sean víctimas sino victimarios y también sobre el conocimiento de otros casos en su círculo de compañeros y amigos.

Es importante transmitir que esas supuestamente "simples bromas" entre alumnos como "cachamales", empujones, gritos, golpes sin mala intención, etc., sí podrían provocar traumas en quienes las reciben. Se debe aclarar que no todos los niños tienen la misma personalidad y forma de manejar esas "bromas". Es tan simple como situar al hijo(a) en la posición del otro, de la víctima. Aquí se cae de obvio el "no hacer al resto lo que no quieres que te hagan a ti".

Se debe promover y convencer a los hijos que la denuncia de estos actos no es un acto de cobardía sino de valentía y que puede mejorar radicalmente la calidad de vida de un compañero. Ese mínimo acto es impagable.

En la actualidad, al tratar este tema frontalmente, se puede salvar una vida, así de simple.

Marco Campos H.